domingo, 5 de septiembre de 2010

La última cena.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[22 de mayo]

Hoy se trataba de ir cerrando asuntos para poder despedirnos de la aventura.

Quedaba una reunión de trabajo de unas dos horas para poner en orden las recomendaciones de ayer de George: hecho!

Quedaba realizar todas las compras de regalitos para la gente de casa: hecho! Por cierto, todo un mes por aquí, y al final, deprisa y corriendo a comprar los últimos detalles.

Quedaba pendiente también la última cena en un crucero a través del Danubio y poder disfrutar así de la ciudad de noche iluminada para la ocasión. La típica excursión por el Danubio, un par de horas en un barco, pero eso sí, con abundante cena y pastelitos en el postre, como toda buena comida húngara que se precie.

Esta vez también nos ha acompañado Éva, la mujer de George. Nos hemos sentado en una mesa los 5 y en el centro del comedor había una serie de bandejas en plan bufet de dónde ibas pillando la comida y te volvías a sentar, para que luego digan que lo malo de las sidrerías es que te tienes que estar levantando, pues mira tú por donde, aquí en Budapest, hoy me he tenido que levantar cuatro o cinco veces, pero claro, en una sidrería cuantas más veces te levantes, más borracho acabas, pero aquí, es al revés, cuántas más veces te levantas, más gordo vas a terminar.

En fin, después del viaje, Eija quería ir a tomar una copa pero nosotros no teníamos ninguna gana, yo porque a las 6:30 me va a sonar el despertador para estar a las 8 en el aeropuerto, y Luis, pues no sé, porque es así de soso, supongo…

… en fin, como diría el otro, SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS!!!


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