viernes, 20 de agosto de 2010

Un día en la ópera.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[6 de mayo]

Bueno, exactamente en la ópera, no… pero casi.

No adelantemos acontecimientos, el día empezaba mucho antes, por primera vez a las 8:30 de la mañana, que nos recogían en el apartamento y nos llevaban al otro lado de la ciudad, a BUDA, a conocer las instalaciones de HUMANsoft, una compañía privada de software informático que ha trabajado en un proyecto bastante interesante de unificación de los sistemas de información en una región al sur de Hungría.

Por cierto, hemos conseguido arrancarles una visita a dicha región para conocer en directo como funciona el sistema. Y como está lejos, será un día completo de excursión a la ciudad de PÉCS.

Ni punto de comparación entre lo que habíamos visto hasta ahora, todo sistemas públicos, y lo que hemos visto hoy, una compañía privada, muy similar a la que podemos encontrarnos en toda Europa, instalaciones modernas, gente que controla el inglés, horarios, formas de vida, etc., etc.

Y también se ha notado al invitarnos a comer. Un restaurante italo-húngaro de lo más lujoso, de reciente apertura, en el que hemos comido francamente bien. De todas formas nos hemos dejado asesorar por nuestra guía, una chica preciosa, mezcla de padre húngaro y madre italiana, preciosa, ya lo he dicho verdad, que nos ha aconsejado empezar con unos entrantes de tostada con tomate picadito por encima y creo que ajo y queso. Y luego cada uno ha pedido su plato principal, lógicamente tras la pertinente traducción al inglés… el mío era pollo asado relleno de queso y espinacas con una guarnición de arroz con tomate. Realmente sabroso… y de ahí al café y otra vez, las dos de la tarde sin nada "oficial" que hacer.

Al encontrarnos en el lado BUDA de la ciudad, nos ha costado un poco más llegar al lado PEST, y como ayer nos quedamos con las ganas de ir al museo porque estaba cerrado, hemos decidido volver a intentarlo. Hemos cogido una entrada que combinada dos de las exposiciones temporales que pueden verse estos días en el Museo, y que son la de los Medici y otra de una serie de pinturas extraídas del Louvre de París.

La verdad es que la primera ha merecido muy mucho la pena, pero la otra, la del Louvre, yo creo que está un poco de relleno, no tenía gran cosa que ver. Para otro día hemos dejado la exposición que puede verse allí permanentemente, porque si no iba a ser demasiado arte para una tarde. Una cosa curiosa, o que al menos a mí no me había tocado antes, y es que la exposición de los Medici estaba climatológicamente aislada.

El sistema de entrada y de salida parecía exclusivo de los mejores bancos del mundo, entrabas por una primera puerta, y cuando ésta estaba ya cerrada, se abría la siguiente, y lo mismo para salir, y luego toda la exposición estaba como en una especie de penumbra, lógicamente no sobre lo que había que ver, sino el ambiente. Posteriormente hemos caído en el detalle de que toda la exposición debía permanecer a 8 grados de temperatura y con una humedad en el ambiente del 50% para una correcta conservación de la misma.

Y por si no habíamos tenido suficiente cultura para una día, resulta que luego hemos ido a una oficina de venta de entradas de teatros, conciertos y cosas así, porque Eija (la finesa) quería comprar unas entradas para unas cuantas actuaciones de esta semana, y al final hemos terminado picando para ir con ella a una de ellas, precisamente la de hoy.

Así que a eso de las 19:30 y tras una rápida visita al apartamento para dejar las cosas y asearnos un poco, nos hemos ido al “Palace of Arts of Budapest” a disfrutar de la Szeged Symphony Orchestra durante casi dos horas, con un pequeño break para estirar las piernas y hacer algo de caja en la cafetería, como en todos los sitios. El programa constaba de las siguientes piezas: Capriccio sinfónico, de Puccini; Trasfigurazioni, de András Szollosy; y de nuevo Puccini, Messa de Gloria.

Aunque a priori pueda sonar a tostón, la verdad es que hemos disfrutado bastante de la música, y es que todas estas cosas en directo ganan muchísimo, la puesta en escena, un montón de músicos con sus instrumentos todos moviéndose al unísono, y un gran coro de voces para la última obra, que sonaba realmente bien. Es más, seguro que repetimos, porque hay un programa bastante extenso para el mes de mayo y ya le hemos echado el ojo a un ballet nacional y a otro día que viene un cubano a dar una sesión de jazz.

Diferencia cultural a resaltar: la finesa siempre llega media hora antes a todas las citas, y nosotros, como buenos españolitos que somos, hoy hemos llegado al concierto justo justo cuando empezaba ya, por cierto, menos mal que Eija tenía su propia entrada porque la pobre estaba ya de los nervios… Spain is diferent!

En fin, que lo que amenazaba ser un día más de copiosa lluvia, ha resultado ser “a lovely day” como diríamos por estos lares, y no ha caído ni una gota.

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