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martes, 31 de agosto de 2010

Baños, chicas y rock'n'roll.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[17 de mayo]

Ultimo fin de semana en Budapest, Luis (el compi de Madrid) como siempre con amigos de la capital visitando la ciudad, y Eija todo el fin de semana en un pueblecito cercano de Pécs en el que al parecer mucha gente de Finlandia tiene casita de vacaciones, y algunos amigos le habían invitado a pasar allí un par de días.

Así que como no tenía que dar explicaciones a nadie, y pensando que hoy iba a hacer bueno, tenía planeado ir a algún balneario con piscina al aire libre para aprovechar, pero como se ha levantado el día un poco nublado, he decidido ir a los Baños Termales RUDA, que como no tiene piscina exterior, pues así los visitó ya y me guardo los otros con piscina en el jardín por si mañana hacer mejor tiempo.

Los baños RUDA tienen unas instalaciones originales procedentes del siglo XVI y se siguen utilizando hasta hoy. Bajo la típica cúpula turca, de 10 metros de diámetro, sostenida por ocho columnas, se encuentra una pila octogonal, con el agua a unos 38ºC. Rodeando la estancia, tenemos en cada esquina una pequeña piscina con 28, 30, 33 y 42ºC respectivamente. Y si la de 28ºC está fría de narices, en la de 42ºC casi no se puede ni estar, yo lo justo me he mojado las piernas, pero no he podido aguantar más... cualquiera metía la "colilla" ahí dentro, jajaja...

La verdad es que donde mejor se estaba era en la piscina central, la octogonal, además tenía en la cúpula una serie de pequeños agujeros a modo de ventanas, con los cristales de colores, que iban pintando un dibujo la mar de llamativo en la piscina y los consiguientes reflejos en la sala.

Luego tenías también una zona de baños turcos en los que según entrabas casi no se podía aguantar el vapor, y por otro lado, la zona de sauna, curiosa también, porque era como un pasillo semicircular con tres zonas separadas por una puerta de cristal. Nada más entrar tenías una zona a 50ºC, si entrabas en la segunda puerta pasabas a 60ºC, pero si te atrevías a llegar al final del pasillo, te encontrabas con la zona a 70ºC, y es curioso, porque podías ver dónde estaba el carbón que originaba semejante calor, y cómo se encontraba al rojo vivo… vamos, que ahora sé cómo se siente la carne antes de ser puesta a la brasa. Aunque esa ha sido al final la zona que más veces he visitado porque no se aguantaba tan mal, era mucho peor la otra zona, la de los vapores.

Y después de tres horas de chapuzones y asadurías, me he ido dando un paseo a la calle Raday, una calle peatonal detrás del mercado central en la que están concentrados un gran número de restaurantes en los que puedes comer tranquilamente sin gastarte mucho dinero, además, al ser el último fin de semana, hay que terminar de visitar todos esos sitios a los que todavía no hemos ido, aunque solo sea por aquello de “Yo estuve aquí”.

Como no, Gulash para empezar, seguido de otro platazo de una especie de filetes de pavo rellenos de queso (mucho queso, estaba buenísimo) y cubierto todo ello con bacon, y acompañado con unas patatas asadas cubiertas también de quesito bien fundidito. La verdad, nos vamos apañando cada vez mejor con las cartas de los restaurantes, y ya somos verdaderos expertos. [Podéis ver la foto de semejante bomba culinaria al inicio de este post]

Mi intención después de un cafecito, expresso, era ir al Museo Nacional Húngaro, que está a escasos 5 minutos de la calle Raday, pero al llegar me he encontrado con todo el jardín lleno de puestos, de expositores, de actividades para los chiquillos… y es que al parecer se celebra este fin de semana la fiesta de los museos, y en cada puesto podías encontrarte folletos y actividades de todos los demás museos de la ciudad (que son unos cuantos, palabra) y de otras ciudades de Hungría, por si fueran pocos los de Budapest.

Y lo mejor es que había un escenario dónde se iban alternando grupos de rock, así que ahí me he tirado toda la tarde, en el museo, pero no como yo pensaba viendo las salas y exposiciones, sino tirado al sol, con una coca-cola y disfrutando de la música del país, y de las chicas que de vez en cuando se pasaban por delante, y es que por la tarde, ha vuelto a salir el sol, y daba gusto, no sólo por estar al sol, sino por lo guapas que se ponen por aquí las chicas en cuanto sale un poquito el sol.

lunes, 30 de agosto de 2010

Langös y palacintas a orillas del lago Balaton.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[16 de mayo]

Teníamos pendiente con HUMANsoft el ir a Pécs a conocer el proyecto que habían implantado allí y que permite tener conectados en red a todos los hospitales de la ciudad para un mejor seguimiento de los pacientes, así como el reporte mensual a la OEP, para la captura de fondos según la actividad.

Pues bien, a las 6:30 ha venido Verónica (la directora de marketing de HUMANsoft) a buscarnos, otra vez, grandes diferencias entre la empresa pública y la privada. Mientras que con George siempre hemos tenido que movernos en metro o tranvía, e incluso cuando ha hecho falta su propio coche, se trataba de un Opel, grande, pero no muy nuevo ni muy lujoso. En cambio, Victoria se ha presentado en un flamante FORD MONDEO último modelo y de gama alta, con asientos de cuero, salpicadero de madera, y tocas las tonterías que se le pueden pedir a un coche. De camino a la autopista hemos recogido a un periodista de la Asociación de Hospitales Húngaros, porque hoy en Pécs HUMANsoft tenía varias movidas importantes, y no se trataba sólo de llevarnos a nosotros.

Ya en la autopista nos esperaba András, el jefe de Verónica, también sin comentarios respecto a su coche, un VOLVO también completito de tonterías y de prestaciones. Pues bien, como Verónica nos había contado que el día anterior había tenido migrañas y no se había levantado muy bien, Eija se ha empeñado en que nos fuéramos los tres con Andras y le dejáramos a Verónica descansar, porque al final iba a conducir Peter, el periodista.

Una lástima, por partida doble, porque era, aunque todavía no lo sabíamos, la última vez que íbamos a ver a Verónica (guapa, muy guapa, según Eija se parece mucho a Eva Longoria -mujeres desesperadas-), y por otro lado, porque Andras es un señor ya mayor y no conduce igual que los jóvenes, y al fin y al cabo, pues un viaje de tres horas, son muchas horas. Así que otra oportunidad perdida para estar con gente joven…

Aunque como no hay mal que por bien no venga, como íbamos con el jefe nadie nos podía decir nada, y la verdad, es que este Andras es todo un señor y le gusta la buena vida, y como él no se priva de nada, pues todo el que va con él, termina disfrutando de esa buena vida de ejecutivo adinerado.

Primera muestra: aunque nuestro camino no nos permitía ver el Lago Balaton, típico lugar de recreo de los de Budapest los fines de semana y en verano, pues ha dicho, nada, nos desviamos un poquito y os lo enseño. La verdad es que ha merecido la pena, es un lago enorme, se veía justito justito la orilla de enfrente y tenía olas como en el mar, es más, ha dicho que la navegación en el centro del lago es bastante peligrosa, y sabe de esto porque es remero, y de los que ganan medallas.

Segunda muestra: a eso de las 8:30 nos ha preguntado si habíamos desayunado o no, pero que de todas formas, él siempre para en el mismo sitio cuando va a Pécs, y quería enseñárnoslo. Era una caseta a pie de carretera, es más, casi sin arcén, pero allí hemos dejado el coche casi en medio de la carretera, y nos ha dicho que teníamos que desayunar lo mismo que él: LANGÖS Y PALACINTAS, y cualquiera le lleva la contraria, además, el que paga siempre tiene razón.

El LANGÖS es una especie de churro, muy fuerte, bastante pesado, pero en lugar de forma alargada, tiene forma de tortilla de patata, y de sabor salado, es más, si a los churros te echan azúcar por encima, a esto le echan bien de sal, y no se quedan cortos, no. Y para compensar luego venían las palacintas, y no os dejéis engañar por el nombre, son los típicos crepes que se pueden comer en cualquier sitio. Un par de platos de palacintas saladas (con queso, creo), y un par de platos de palacintas dulces, unas con nueces y otras con distintas mermeladas de frutas.

Y ya bien desayunados en continuado nuestro camino. Al llegar a Pécs, Andras ha ido a cumplir con sus obligaciones, una rueda de prensa para cerrar oficialmente el proyecto que nosotros veníamos a ver, y mientras nosotros nos hemos quedado con un cardiólogo que nos iba a enseñar el programa informático que veníamos a ver.

Una vez terminadas nuestras respectivas obligaciones, hemos ido con Andras y con el rector de la Universidad, a conocer las dos cosas de las que al parecer estaban más orgullosos: los laboratorios y el Centro de Radiodiagnóstico. El laboratorio en parte me ha recordado a lo que vimos hace ya unos años en la visita a los Laboratorios de Referencia de Cataluña, pero así sin tener datos, pues sí parecía que estaban a la última de todos los procesos. Y de rayos menos idea aún, pero a Eija, que sí que entiende, sí que le ha llamado mucho la atención la buena calidad de las instalaciones, incluso el que tuvieran una máquina de “ultrasonidos de baja intensidad” o algo así, que al parecer sólo hay cuatro como esa en todo Europa, o eso he entendido yo.

Después de esto, nos han dejado una hora y media sueltos por el centro histórico de Pécs, porque Andras tenía que acudir a una fiesta de jubilación de algún pez gordo de la Universidad, que es dónde llevaban toda la mañana Verónica y Peter, y que no podía faltar porque él tenía que hacer entrega de las placas conmemorativas, así que otra vez a hacer un poquito de turismo, y aunque eran las dos, no podíamos comer porque Andras nos había dicho que luego nos iba a enseñar un sitio bastante bueno para comer, por lo que entendíamos que teníamos que esperar a que regresara para comer.

Y entre pitos y flautas, al final nos sentábamos a comer a las 16:30, algo normal en España, pero aquí nosotros pensábamos que era algo fuera de lugar, pero como ya he dicho, la empresa privada es distinta de la pública, aquí y en Lima, así que nos ha llevado a un sitio de lujo, como no cabía esperar, nos ha elegido un vino de lujo, lógicamente también es entendido en vinos, y la comida, excelente, también le hemos dejado que fuese él que pidiera, como no, Gulash de primero (pero exquisito, nada que ver con lo que habíamos comido hasta ahora), de segundo nada de pavo, ni de pollo ni de poll…, unos pedazo solomillos, con patatas, con cebollitas, con salsita, y él aún ha comido postre, pero nosotros hemos ido ya directos al café.

Así que a las 6 salíamos de Pécs regreso a Budapest, esta vez las tres horas del tirón, sin parar, sin chorradas, pero nos ha elegido un camino que va bordeando el Danubio para que fuéramos disfrutando del paisaje. Y tan bien habíamos comido que yo ni siquiera he cenado. Así de bien serviditos nos hemos quedado. Y lo mejor, la cartera guardadita todo el día, otra de las ventajas de ir con la empresa privada, que todo desgrava, y todo lo pagan, con factura, claro… que luego viene Hacienda, o como se llame por aquí.

domingo, 29 de agosto de 2010

¿Nuevas formas de gestión?

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[15 de mayo]

Hoy la visita era al Szent Imre Hospital de Budapest, sí, otro más, qué cuántos hay os preguntaréis, pues hoy me ha llegado el dato, ni más ni menos que 54 hospitales en toda la ciudad. Gracias a Dios no los vamos a visitar todos, pero casi...

Y por primera vez era un hospital medio nuevo, o por lo menos en plena fase de reconstrucción, y las instalaciones no tenían nada que envidiar a cualquier hospital de por allí. Ya nada más entrar me ha recordado un poco a nuestra FHC, y luego, comprobaría que tiene algo más que el aspecto en común.

En una sala de reuniones como dios manda, con su cañón, su pantalla, etc., etc., nos ha recibido la Directora Económica, sí, sí, habéis leído bien, por un lado, una mujer (que ya era hora) y, por otro lado, del área económica, hasta ahora siempre nos habían recibido doctores, así que por mi parte, he pensado que hoy sería un buen día para hacer ese tipo de preguntas que a un médico no se le pueden hacer, craso error como veréis más adelante.

Ella venía acompañada de dos chicos jóvenes, uno el jefe de informática y el otro, informático también, pero venia a hacer las veces de traductor porque el nivel de inglés de su jefe no era muy bueno que digamos.

Nos han presentado el hospital, y me ha sorprendido mucho de que su forma de gestión es muy similar a la nuestra, a la FHC me refiero, ya sean nuevas formas de gestión, fundaciones o lo que sea. Pero al final, mismo estilo de dirección, organigramas jerárquicos y funcionales, y aquí es cuando me he atrevido a preguntar por los sistemas de gestión de RRHH, y otra vez, la puerta en las narices, que no quieren hablar de esto en ningún lado. Aunque hoy me han dejado la puerta abierta a la visita de mañana, porque me han dicho que usan las herramientas de HUMANsoft, y que ya nos las enseñarían mañana en PÉCS.

Después de la introducción de la señora Directora, les ha tocado el turno a los informáticos. Bastante bueno el panorama, mucho mejor que en los hospitales que habíamos visto hasta ahora, me ha parecido ver programas parecidos a Navision, el mismo programa que tenían ayer en el otro hospital para el seguimiento de los pacientes, internet, intranet… y muchos planes de futuro. Luego hemos dado una vuelta por el hospital, incluso en las habitaciones de los pacientes, algunas de hasta 6 camas, pero la joya de la corona estaba en la planta baja, y hacia allá que nos dirigimos.

Tienen una zona de habitaciones privadas, que claro, bajo pago, puedes disfrutar de tu estancia en el hospital como si de un hotel se tratase. Habitaciones individuales, con televisión, internet, algunas tenían hasta una especie de salón, con sofás, ordenador, y otras incluso terraza para tomar el sol. Vamos, a todo lujo, por un módico precio que iba desde los 40 euros por noche hasta los 120 euros.

El resto, bajo el común denominador de nuestras anteriores visitas, hemos ido a comer, esta vez sí, en los comedores de los trabajadores, y la misma comida que los trabajadores, más o menos, porque aunque ellos podían elegir un par de platos del menú, el nuestro ya estaba apañado: sorpresa, sorpresa… gulash para empezar, una especie de pastel de coliflor con carne y arroz de plato principal, y el postre.

De aquí ya nos hemos ido a casa, y por la noche he disfrutado de un espectáculo de ballet que realmente ha merecido mucho la pena, bueno, al fin y al cabo, tampoco es tan caro: 1.100 HUF la entrada más barata (unos 4 euros). Lo curioso del caso es que Eija tenía la entrada comprada desde la semana pasada, y yo la he tenido que comprar esta misma tarde, unas horas antes del ballet, y aunque he pagado el mismo precio y les he dicho que me dieran una localidad cercana a la suya, no sé qué coño me ha entendido, pero yo he acabado en segunda fila, justo al lado del escenario, y Eija en el primer anfiteatro, lejos, muy lejos… menos mal que no era una velada romántica y que nos daba igual estar separados que si no…

El espectáculo era el HUNGARIAN BALLET THEATRE GÖDÖLLÖ, e interpretaban tres piezas: Bolero / Deja Vu / Carmen. La verdad es que muy interesante, quizá el segundo el menos conocido de los tres, pero tal vez por eso el más interesante. Os dejo este vídeo que he encontrado por ahí para que disfrutéis como yo lo hice ese día:



Pues nada, mañana viernes ya, último fin de semana en la ciudad, y el siguiente viernes para casa, por fin. La verdad es que al final la experiencia merece la pena, pero no dejan de ser cuatro semanas lejos de casa, y cuatro semanas son muchos días sin ver a la gente que quieres y que te quiere. Así que nada, disfrutaremos algun termal más el sábado o el domingo, y supongo que la próxima semana nos dejaran más tiempo libre (aún si cabe) para preparar la presentación de París, que al final es lo que cuenta.

En ese sentido yo estoy tranquilo, pues soy el único que ha hecho algo al respecto, y mi jefe ya lo sabe, y es más, ya ha visto mi presentación y me ha felicitado al respecto. Así que salga lo que salga para París, yo ya he cumplido.

See you tomorrow!

sábado, 28 de agosto de 2010

El secreto de las tablas salariales.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[14 de mayo]

Vuelta a la actividad y vuelta a lo mismo, nada nuevo bajo el sol. Hoy hemos visitado Szent Janos Hospital, un pedazo de hospital de unas 1.400 camas, que está compuesto por diferentes edificios, todos igual de viejos. En cierta medida, y salvando las distancias, me ha recordado un poco a la visita que hicimos hace unos años al Hospital de San Pau de Barcelona.

En fin, que en uno de los edificios nos esperaba el Dr. András Janosí, especialista en cardiología. Nos ha llevado a la última planta del edificio de su especialidad, donde había una sala de reuniones bastante apañada para lo que podíamos esperar de un sitio así, y nos ha ido contando las idas y venidas de ese hospital en particular y del sistema nacional de salud húngaro en general.

Después nos ha llevado hasta otro edificio, bastante estropeado y con una buena necesidad de adecentar algunas paredes. En ese edificio nos esperaba el departamento de informática, unas 12 personas para un hospital de 1.400 camas. A mí se me han hecho pocas comparando con FHC pero a Eija más.

Y es que ella, en su hospital, allá en Finland, para unas 500 camas tienen 27 informáticos, y algunos son además médicos y enfermeras, como es su caso, para poder conocer los términos médicos y específicos de cada profesión, y no sólo el lenguaje informático.

Nos han enseñado el servidor y alguna cosilla más, pero la sensación de caos era predominante en todo el edificio de informática. Ordenadores destripados por todos lados, impresoras, repuestos de tinta… era como un desguace de coches pero con ordenadores y demás equipos informáticos. También nos han contado la necesidad de contar con verdaderos informáticos con conocimientos muy especializados sobre el tema, pero con los salarios que puede pagar la sanidad, terminan todos marchándose a la empresa privada.

Como dato, de los 12 que allí tenían, sólo dos tenían conocimientos y habilidades especificas de la profesión (lenguajes informáticos, programación, etc.), el resto eran meros currelas, mecánicos de ordenadores que sólo sabían arreglar un ordenador o una impresora, pero si tenían que entrar en el funcionamiento interno del programa o tenían que hacer alguna operación, por muy sencilla que sea, de programación, no tenían ni idea.

Y hablando de salarios, lo que más me ha llamado la atención de hoy, es que nadie quiere hablar de los salarios ni de cómo se calculan sus nóminas. Hoy he intentado aprovechar la ocasión porque después del departamento informático, hemos pasado al departamento de estadística y financiación, una mezcla entre codificación y contabilidad, y por eso he intentado sacar el tema de cómo están los salarios, cómo se calculan las nóminas, etc., etc., es decir, todas esas cosas que nosotros hacemos todos los días en la Unidad de Recursos Humanos, pero nada, otra vez que se han cerrado en banda y no he podido sacar mucho más en claro que esto.

Parece ser que ellos envían la transferencia a la “municipalidad”, supongo que al ayuntamiento, y es aquí donde realizan las transferencias de nómina a los trabajadores. Cuánto, no lo sé; depende de noches, festivos, guardias o similar, no lo sé; quién calcula las nóminas, no lo sé. Pero no porque no lo haya preguntado, es que no me han querido contestar más que con evasivas a todas estas cuestiones.

Como dato he podido sacar en claro que el “salario mínimo interprofesional” en Hungría está en 70.000 HUF (unos 280 euros mensuales) y que el salario base de una enfermera está en torno a los 130.000 HUF (unos 520 euros mensuales), y que este es el motivo de que muchas de las enfermeras se marchen al extranjero a trabajar. Por cierto, no me olvido de los médicos, pero no nos lo han querido decir, o al menos, se han hecho “los orejas”, y nos hemos quedado como estábamos.

Respecto a la fuga de profesionales al extranjero debido entre otras cosas a los bajos salarios, nos comentaban que los médicos no habían salido tanto de Hungría como las enfermeras, pero que había estudios recientes entre los MIR actuales, y al menos un 60% tenía pensado irse del país.

Al final, y como en todas estas ocasiones, hemos acabado a eso de las 12:30 en el comedor. Por cierto, aunque en otros sitios habíamos compartido los mismos comedores que el resto de trabajadores (ya hubiera sido en el Ministerio, en la OPE e incluso en otros hospitales), en esta ocasión, aunque estábamos en la misma cafetería del hospital, nos han encerrado en un cuarto a puerta cerrada, y el único que entraba y salía era el camarero.

Por cierto, la comida como siempre, excelente y abundante. Para empezar, como no, una sopa húngara, seguido del típico plato de carne (en esta ocasión, pollo) con alguna salsa y alguna verdura y una buena razón de arroz (en esta ocasión con champiñones en el mismo). Y de postre, otra tarta especialidad húngara, y es que aquí tienen tartas de todos los gustos y colores, una buena porción (es decir, el plato a rebosar) y unas poquitas fresas como guarnición. Así, una vez más, hemos acabado hasta arriba de comer.

Nosotros los españoles no nos asustamos tanto, porque en España también se come mucho, pero la finlandesa no termina de acostumbrarse a las raciones de por aquí.

Menos mal que al cabo del día tenemos nuestras buenas caminatas, que si no… Eso, y que luego las cenas en el apartamento tampoco es que sean muy abundantes que digamos, pero es que hay que compensar.

Con la tarde libre por delante, hemos decidido visitar la Galería Nacional de Hungría, tres pisacos llenos de cuadros, al final ya cansaba un poco, pero el madrileño quería verlo… menos mal que Eija se ha aburrido tanto como yo y hemos terminado echando unas risas por todos los pasillos que si no…

En el último piso se podía salir a la cúpula del edificio a disfrutar de las vistas panorámicas de la ciudad, así que, aprovechando que ya había pasado el chaparrón, hemos salido a hacernos las típicas fotos de turista. Así que nada, mañana jueves ya, y una semana menos para volver a España. Pensándolo fríamente, solo queda un weekend y ya está, todo hecho, a coger el avión y a ver a mi chiquillo y a mi mujercita.

Bueno, verles lo que se dice verles, les veo casi todos los días a través de la webcam pero no es lo mismo, claro que no.

viernes, 27 de agosto de 2010

Baños termales Széchenyi.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[13 de mayo]

Pues nada, otro día de fiesta, otro día de turismo… y como aquí está haciendo muy bueno, no como en España, que me dicen que en Navarra están de alerta naranja, pues he decidido mezclar buen tiempo con turismo y he decidido irme de Baños termales.

Podríamos decir que los más conocidos son los GELLERT, que ya estuve con Mª Jesús en el 2004, luego están los más antiguos, los RUDAS, que como creo que no tienen piscinas al aire libre, me los reservo para otro día que no haga buen tiempo. Y después están los más grandes de Europa, los SZECHENYI, a los cuales he ido hoy.

La verdad es que la experiencia ha sido maravillosa, ni más ni menos que casi cuatro horas, pasadito por agua, pero han merecido muy mucho la pena los 2.800 HUF de la entrada, unos 11 euros al cambio. Hagamos un poco de historia; según las guías, estos baños son los primeros baños termales de la parte de Pest de la ciudad. Los manantiales fueron descubiertos en 1879, siendo los más profundos y de agua más caliente de la capital (74-75ºC). Los edificios neobarrocos fueron construidos en 1913, la piscina en 1927. Y ahí, en semejante entorno, me he dado uno de los mejores chapuzones de mi vida.

Aunque primero ha hecho falta encontrar los vestuarios, antiguos como todo el edificio, y luego la salida a la zona de piscinas termales, pero vamos, tras alguna confusión que otra he conseguido salir. Dentro del edificio, habría unas 10 piscinas termales, unas más grandes, otras más pequeñas, unas más calientes (38ºC), otras menos calientes (30-35ºC) la mayoría, aunque un par de ellas realmente frías (16 y 20ºC, respectivamente). Y luego estaba todo llenito de diversas saunas y baños turcos, el truco estaba en ir abriendo todas las puertas que rodeaban las piscinas, porque en todas, salvo en la que ponían que eran los servicios, te encontrabas una sorpresa, bien a modo de sauna (calor seco) o bien a modo de baño turco (calor húmedo) y en algunas estas era entrar y no veías a quien tenías delante al menos hasta que pasaban un par de segundos y te ibas acostumbrando al vapor.

Creo que no me he dejado una sola estancia sin visitar. Pero es que todo esto era dentro, lo bueno es que fuera, al aire libre, te encontrabas otras tres piscinas más, y eso con el añadido de estar rodeado de un edificio de ya casi 100 años, y bastante bien cuidado, por cierto.

La piscina central era la típica piscina olímpica que podemos encontrarnos en cualquier sitio, más grandes o más pequeñas, con los típicos corchos formando los largos para nadar y algún que otro chorrito por los laterales.

A su derecha nos encontramos con una piscina circular y bastante grande también, con sus escaleritas, sus chorros, sus fuentes para las cervicales. Esta piscina, según los carteles que he podido traducir, mantiene una temperatura de 30ºC en verano y 34ºC en invierno, parece ser que de octubre a abril, y por lo que dicen, aquí no se corta nadie, y con el frío que tiene que hacer, mantienen buenas cuotas de asistencia durante todo el año.

A lo que iba, en el centro de esta piscina nos encontramos con el típico jacuzzi con una capacidad de al menos 12-14 personas, y rodeando este jacuzzi como un corredor circular, en el que a ratos provocaban tal corriente circular, que se llenaba de gente dejándose llevar por la corriente y dar todas las vueltas posibles sin prácticamente hacer ningún esfuerzo.

Suena a tontería, pero lo he probado, y resulta francamente divertido, y eso que yo iba sólo… pero iban novios con novias, novias con novios, novios con novios, padres con hijos (que envidia), hijos con abuelos, incluso, abuelos con abuelas… que aquí no se corta nadie.

Y la otra piscina, a la izquierda de la olímpica, era más o menos como esta última que os acabo de describir pero sin lo del jacuzzi y sin corrientes circulares, tenía si cabe más chorros y más movidas de éstas que la otra, pero la gracia de ésta era, por un lado, que la temperatura era todavía superior, unos 38ºC, y por otro lado, que los aficionados al ajedrez pueden disfrutar de un par de tableros en los que jugar unas partiditas sin salir siquiera de la piscina. He estado echando un vistazo, y tanto jóvenes como mayores, parece realmente aficionados a este juego. No, no me he atrevido a jugar… lo mío es el parchís, jejeje…

Total, que de oca a oca y tiro porque me toca, me he dado cuenta que eran casi las tres de la tarde, que ya llevaba allí casi cuatro horas y que todavía ni siquiera había comido. Así que, lamentablemente, me he tenido que despedir de estas instalaciones, aunque si sigue el buen tiempo y el poco quehacer mientras esté por aquí, quién sabe, pueda que repita. Aunque primero quiero ver los otros, los baños RUDAS, y así habré visitado los tres baños más importantes de Budapest.

Por la tarde poco más, un paseo por la ciudad viendo otra vez las mismas cosas que todos los días, muy bonitas pero las mismas que la semana pasada, algún parque que no conocía, y es que he descubierto el placer de sentarse al sol a leer un rato algún libro, y para casa, a conectarse un rato con la familia y poner al día el correo electrónico, que ayer no pude hacerlo, y fin de la jornada.

jueves, 26 de agosto de 2010

Bratislava with return.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[12 de mayo]

Hoy lunes aquí en Hungría es festivo a cuenta de Pentecostés, así que no teníamos programa de trabajo y nos hemos ido a pasar el día a Bratislava (Eslovaquia) para conocer una ciudad más aprovechando nuestra estancia aquí.

El autobús salía a las 6:30 de la mañana, y costaba el billete de ida y vuelta 5.900 HUF, unos 24 euros al cambio. El problema es que son cuatro horas de viaje, y al ir, al menos entre que vas con la cosa de no saber cómo irá el día y que todavía no hacía mucho calor, pues más o menos ha sido llevadero. Lo malo vendría a la vuelta, con el cansancio del día de turismo, y un calor asfixiante en el autobús, sí, porque aunque en España ya sé que no para de llover, aquí sólo nos ha llovido un día en las dos semanas que hoy cumplo aquí.

Total que llegábamos a Bratislava a eso de las 10:30 y a las 15:30 teníamos que estar de vuelta en el autobús, por tanto, teníamos cinco horas para visitar lo principal de la ciudad, aunque luego hemos visto que era tiempo más que suficiente.

Las típicas calles, las típicas plazas llenas de terrazas para los turistas, los típicos puestos de merchandising para los mismos turistas, las mismas iglesias, los mismos castillos en lo alto de alguna colina a los que se llegan subiendo las mismas 100 escaleras que en todos los demás lugares que ya hemos visitado… pero bueno, una muesca más en nuestros revólveres de turistas a la caza de ciudades que visitar.

Como aquí se estilan las coronas, y habíamos sacado unos 50 euros al cambio para pasar el día, antes de irnos teníamos que gastar para evitar volver con coronas a Budapest, así que me he comprado el último CD de Prince, el cual por cierto, estoy disfrutando según escribo estas líneas.

A la vuelta, y tan asfixiados estábamos que hemos ido a tomar unas cervezas por Budapest antes de irnos a nuestros respectivos alojamientos. Ha estado bien el rato, la verdad, tranquilamente en una terracita de la ciudad con una pinta de cerveza en la mano. Lo malo ha sido después, cuando ya volvíamos a coger el metro, que hemos estado a punto de ser víctimas de un pequeño hurto callejero, más concretamente nuestra compañero Eija ha estado a punto de quedarse sin cartera en el metro, menos mal que el segurata de la estación ha estado atento que si no…

En fin, aunque en general Budapest es una ciudad segura, eso no quita para que a ciertas horas de la noche, tomes ciertas precauciones en según qué determinados lugares. Y el metro es uno de esos lugares en los que tienes que tener cuidado, aunque esto lamentablemente es bastante típico en todas las grandes capitales europeas, Madrid incluido. Y lo que yo no sabía, pero mi compañero que es de Madrid sí, es lo mucho que le llama la atención la cantidad de homeless que hay por la noche en el metro. Al parecer en Madrid no hay tantos. Yo, lógicamente, sólo puedo comparar con Andosilla, y aquí ni hay metro ni hay homeless people, al menos que yo sepa.

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Descanso dominical?

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[11 de mayo]

Nada más lejos de la realidad. Hoy ha venido a recogernos a las 9 de la mañana nuestro coordinador, el Dr. Harmat, con su mujer y nos hemos ido los cinco a pasar el día "like a happy family".

Hemos visitado pueblecitos muy pequeños a unos 45 kilómetros de Budapest como mucho, en la frontera con Eslovaquia, pero repletos de turistas.

El primero ha sido Sztendre, aunque éste yo ya lo conocía de cuando estuve aquí antes con mi mujer. Una visita rápida al casco histórico, además en esta ocasión hemos tenido suerte porque a las 9 y media pasadas ya estábamos aquí, por tanto, mucho antes de que las hordas de turistas invadieran sus calles. Además hemos aprovechado a tomar un café en el que nos han dicho fue el primer café privado que se abrió en Hungría.

Después nos hemos ido hasta Esztergom, hemos visitado su Basílica y los miradores al Danubio, desde los cuales podías ver a la otra orilla, la vecina Eslovaquia. Y de Esztergom a Visegrád, pero antes parada para comer. Cerca del castillo que luego íbamos a visitar, pero rodeado de bosque, y con el Danubio de fondo, es como si hubiéramos comido en un típico restaurante de Asturias, salvo que el río no era el Sella, sino otro. Verde, mucho verde, las piscinas del hotel justo debajo de la terraza en la que hemos comido al sol, de frente más bosque, y allí, de fondo, los meandros del río.

Y dentro aún mejor, porque era buffet libre, así que nos hemos puesto hasta el culo, con perdón, porque ya que estábamos había que probarlo todo, eso sí, todo cocina húngara, por eso digo, un poquito de cada cazuela, que había muchísimas y a comer… como no, para empezar, goulash, y del que pica.

De postre he lucido mis anteriores conocimientos de heladero, y me he preparado una copa de helado como las que me hago en Navidad, pero nadie ha querido seguirme, la verdad es que estábamos llenos, pero yo no perdono el postre ni loco, y menos si ponen a tu disposición una cámara de helados, con 6 ó 7 sabores, más nata, más siropes, más todo tipo de virutas (almendras, chocolate, de colorines), en fin, que yo me he echado todo lo que ha cabido, y eso que he cogido la copa grande.

Y ya bien comidos y servidos, nos hemos ido a visitar el castillo. Como todos, grande, muchas escaleras, buenas vistas del Danubio, un par de salas de exposiciones y mucha, mucha gente, y es que aquí mañana es fiesta, y se nota.

Lo que me ha llamado la atención de hoy, es ver las orillas del río perfectamente preparadas cada ciertos kilómetros para acampar, asar unas costillas, vamos, como en España, dispuestísimas para pasar el día en el campo. Yo pensaba que esto por aquí no se llevaba y que era más cosa nuestra, pero que va, aquí, en cuanto sale un rayo de sol, incluso los parques de la ciudad se llenan de gente que quiere aprovechar cualquier oportunidad, por pequeña que sea, para coger un poquito de color.

La verdad, es que un gran día de domingo… nuestro George como siempre intentando quedar como un señor, y siempre lo consigue, porque aunque laboralmente no nos aprietan mucho, turísticamente están intentado exprimirnos al máximo, será como aquél lema del País Vasco “Ven y Cuentalo”

Y su mujer, también encantadora, la verdad es que hablaba inglés con soltura, y así, lógicamente, es más fácil.

En fin, que mañana toca madrugar porque hemos quedado con Eija para ir a pasar el día a Bratislava, y el autobús sale a las 6:30 de la mañana, o sea que habrá que levantarse a eso de las cinco. Y encima dice ella que eso es normal, que no es madrugar… hala, pues a cenar y a dormir un rato, que mañana puede ser un gran día.

martes, 24 de agosto de 2010

Haciendo la colada.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[10 de mayo]

Segundo fin de semana en Budapest, por tanto, llevamos ya aquí dos de las cuatro semanas que en principio dura el programa. No es que andemos escasos de ropa pero es buen momento para renovar la maleta, y aguantar así las dos semanas restantes.

Ayer conseguimos hablar medio inglés, medio indio, con una de las enfermeras que comparte el apartamento con nosotros y le pedimos permiso para usar la lavadora, más que nada porque está en el cuarto de baño de las chicas, y para que nos dijera más o menos cómo funcionaba, porque es todo a base de dibujitos, y claro, pues tampoco queríamos estropear ni la ropa ni la lavadora para una vez que la íbamos a usar.

Así que he dedicado la mañana del sábado para estos menesteres, ya que luego hay que esperarse casi dos horas a que termine la lavadora para tender, y de paso hacer un poco de orden en la habitación y en el montón de papeles que vamos recolectando allá donde quiera que vamos.

Por la tarde, la intención era visitar el festival de Palinka, un licor típico de aquí, pero ya sólo por entrar había que pagar 1400 HUF, que no es mucho dinero, unos 6 euros, pero por entrar a un parque con cuatro o cinco barracones, y viendo lo que se veía desde fuera, tampoco merecía mucho la pena. Así que aprovechando la cercanía de la Sinagoga decidí ir a visitarla pero con idéntico resultado, y esta vez no por el precio, sino porque estaba cerrada.

Así que nada, un paseo más o menos corto por otro par de parques de la capital, y un poquito de sol en un par de bancos mientras leía algo, y para casa. Bueno, antes y como casi todos los días, a conectarme un ratillo para ponerme al día con el correo, que ayer al estar todo el día fuera pues no fue posible, y de paso conectarse con la familia, aunque sea a través de webcam, siempre merece la pena.

lunes, 23 de agosto de 2010

Nails and swallows.

Por cierto, y antes de seguir con el cuaderno de viaje hagamos un pequeño paréntesis para reseñar que con ésta, celebramos ya 200 entradas de SobreviviRRHHé!... y eso sólo en seis mesicos de vida.

Muchísimas gracias a todos y todas (como dirían aquellos) y hala, ya podéis seguir con la lectura de verano...

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[9 de mayo]

Hoy ha sido un día duro, muy cansado, otra vez nada que ver con las ICT y la atención continuada, pero muy cansado al fin y al cabo. Nuestro HOST tenía un congreso en Gyor y ha decidido llevarnos con él para que conociéramos la ciudad, el problema es que él tenía que estar allí a las 9:30 de la mañana y no finalizaba hasta las 19:00, así que teníamos todo el día para visitar una ciudad que en dos-tres horas ya estaba todo visto, pero en fin, una vez más nos ponemos la gorra del HOPE y a aprovechar la ocasión-

Gyor se encuentra a unos 120 kms de Budapest, y aunque hay autopista, cuesta mucho tiempo salir de Budapest, por lo que hemos tenido que madrugar lo suyo, porque a las 7:30 nos recogían en el apartamento.

Una vez en Gyor, lo dicho, miestras George estaba en el congreso, nosotros teníamos todo el tiempo del mundo para ver la ciudad, la verdad es que muy bonita y muy interesante, pero demasiado tiempo al fin y al cabo. A eso de las 13:30 teníamos que volver al museo donde se celebrara la conferencia porque estábamos invitados a comer allí, bueno, había una bandeja con unos cuantos sándwiches y un poco de bebida, y eso que hemos comido…

En una de las sentadas que hemos tenido en una de las principales calles peatonales de Gyor, me ha venido a la memoria Nerea, mi sobrina, quizás porque me estaba fijando que no desentonaría nada aquí, es más, seguro que no tardaba nada en echarse un noviete. Y es que me he fijado que todos los adolescentes tienen las mismas pintas aquí en Gyor, que en Budapest, que en Andosilla… otro aspecto más de la globalización. Además, Gyor es una ciudad básicamente de estudiantes, así que estoy seguro que le hubiera gustado mucho a Nerea pasar por aquí otros cuatro meses cómo los que pasó en Canada.

Lo bueno de tener tanto tiempo libre, y estar con una finladesa, es que no dejas de aprender palabras nuevas, ya que aunque seamos dos españoles, no podemos hablar en castellano, aunque sólo sea por cortesía hacia ella-Eija. De ahí el título de hoy, NAILS AND SWALOWS.

La primera palabra, NAILS, que nosotros teníamos perfectamente identificada como “uñas”, resulta que también es “clavo”, y es que en uno de los museos de la ciudad, a la entrada hay un árbol en el que según la tradición todo el que venía a estudiar a Gyor tenía que clavar un clavo.

Y la segunda palabra, SWALOWS, son golondrinas, así que nada que ver tampoco con el verbo “tragar”, y esto ha venido a cuento porque a eso del atardecer han empezado a aparecer cientos de golondrinas por los cielos de Gyor, y hemos tenido que buscar en el diccionario cómo se decía en ingles, porque Eija sólo se sabía la palabra finesa para dicho pájaro, aunque al final ha resultado ser prácticamente igual en inglés que en finés.

Después, a las 7, cuando hemos ido a buscar a George, ha resultado que estábamos invitados a cenar con ellos, y eso ya ha sido lo más. Hemos ido a un restaurante, unas 24 personas, y allí las raciones son exageradas, más que en España, pero cualquiera se echa para atrás, para un día que no cenamos sándwiches en el apartamento. Para empezar hemos tenido una especie de pastel de pescado, muy ligerito, el problema ha venido después, con el plato principal, y es que constaba de un filete empanado del tamaño del plato, otro filete un poco más pequeño con queso y melocotón por encima, otro filete en plan solomillo o similar, rodeado de unas tiras de bacón, y para acompañar todo esto, un poco de arroz y patatas fritas.

Ah, y si alguien se había quedado con hambre, el postre tampoco podía quedarse atrás, una especia de tarta, abundante también, como de chocolate por la base y frutas por encima, y con abundante nata montada, menos mal que luego el coche lo teníamos aparcado un poco lejos, que si no…

En medio de tan copiosa cena, y entre cachondeo con la finesa, que le va la marcha, es cuando ha venido el título de hoy, NAILS and SWALOWS, y como me ha parecido gracioso, he decidido adoptarlo para hoy.

Mañana sábado intentaré poner mi ropa al día y visitar algún baño típico de la ciudad, no los Gellert, que ya los conozco, sino otros que me han dicho que están aún mejor. Y el domingo volvemos a ir de excursión con nuestro HOST, pero eso ya será otra historia.

NOTA: en la foto podemos ver a Luis y Eija, en una visita a una farmacia de Gyor para preguntarle a la buena señora cómo se comunicaban ellos con el National Insurance Fund para poder expender las recetas.

domingo, 22 de agosto de 2010

Tomaté un gorojioxil!

Ay que mala es la envidia... primero fue @Bibliovirtual en su blog Biblioteca Médica Virtual, y luego le siguió @Inq_Maimónides en su blog Inquietudes de Maimónides.

Y entonces me dije, pues no hay dos sin tres, y que mejor cosa que hacer en una mañana resacosa de domingo, que hacer el tonto con el ordenador. Sólo me faltaba el tema, y entonces, llegó una vez más @MsConcu y me dió la clave.

Que mi amiga "malos pelos" no puede dormir, pues aquí tiene la solución:



NOTA: este anuncio es de un medicamente, consulte a su médico de cabecera, y ante todo, no se olvide que estamos de coña, pero que muy mucho!

Feliz domingo!

Nada nuevo bajo el sol.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[8 de mayo]

Nada nuevo bajo el sol, y lo que es peor, sin perspectivas de mejora, porque nos han dado ya el planning para la semana que viene, la tercera ya por aquí de cuatro que dura el programa de intercambio, y lunes-martes fiesta, miércoles-jueves visitas a sendos hospitales, y el viernes, lo mejor de la semana, y es la excursión a PÉCS que nosotros mismos les sacamos a los de HUMANsoft este martes pasado, que si no…

En fin, creo que la clave está en que Hungría está muy por detrás en lo que concierne a las ICT, y lógicamente, tampoco tienen mucho más para enseñarnos, porque es eso todo lo que tienen, es decir, NADA!

Así que trataremos de hacer algo decente para París y el resto del tiempo lo dedicaremos a turistear, pero es que hasta eso también empieza a cansar, porque todo un mes en la misma ciudad, por muy grande que sea, pues empiezas a repetir visitas, fotos y excursiones. O eso, o meterte en todo tipo de museos y exposiciones, pero no sé yo, ya hemos visto las más importantes, y no creo que esa sea la solución, habrá que ir a más actividades culturales, como conciertos, teatros…

Hoy no teníamos actividad oficial hasta las 14 horas, que visitábamos un centro de salud de pediatría, así que otra vez teníamos toda la mañana libre para hacer lo que quisiéramos. Parece ser que mi compi tiene las mismas ganas que yo o menos de que vayamos juntos a los sitios y se ha organizado la mañana por su cuenta, así que yo he hecho lo mismo y he intentado ir con tiempo al Parlamento para poder sacar la entrada y disfrutar de la visita guiada es español de las 11:30, pero por segunda vez en menos de cuatro días, mi intención de visitar el Parlamento se ha visto gafada y ha sido imposible, otra vez, el poder entrar a verlo. Y hoy ni siquiera se podía pasear por los alrededores porque al parecer había visita de altos vuelos y estaba toda la zona cerrada al público. En fin, ya he quedado con Eija, la finlandesa, para ir juntos aunque sea la visita en inglés.

He intentado llenar la mañana con la visita a otras zonas que todavía no había visto, y de paso, sentarme grandes ratos al sol, aprovechando que por aquí pega como si esto fuera España, que para cuando llegue allí, ya es junio, y si voy cogiendo algo de color pues mejor que mejor.

Lo que no coge color es el proyecto. Como os decía, hemos quedado a las dos en un centro de salud exclusivamente pediátrico, y a las tres ya estábamos fuera. La verdad, y esto pasa en todos los sitios a los que vamos, la gente es super-atenta e intenta contarte su actividad y cualquier cosa que nosotros les preguntemos, pero como en todas las ocasiones, la información que realmente podemos utilizar relacionada con los temas de la atención continuada a través de las ICT es prácticamente nula. Todo lo que tenemos, o al menos en mi caso, lo he bajado de internet: estadísticas, proyectos europeos, Eurostat, y similares. Y digo al menos yo, porque no tengo ni idea de qué están haciendo mis compañeros al respecto.

Yo todas las noches procuro plasmar en un par de diapositivas powerpoint lo que hemos visto cada día, aunque sea poco, y a decir verdad, ya tengo un documento con 25 diapositivas, que lógicamente luego habrá que pulir entre todos, pero como os digo, no tengo ni idea de qué tienen mis compañeros en la cabeza al respecto de la presentación de París, porque lo único que hacen (o hacemos) es quejarnos, pero todavía no nos hemos puesto manos a la obra…

Por cierto, aquí mi compa el del Ministerio, ya quiere escaquearse y escurrir el bulto en París, y me ha dicho que le dejemos a Eija que exponga ella sola en París, que si su inglés no le da, que si patatín, que si patatán… Hombre, a mí también me da cosa exponer en un congreso internacional en el que van a estar, no sólo todos los demás españoles y no españoles que han participado en el intercambio, sino que van a estar sus respectivos coordinadores nacionales, es decir, todas aquellas personas, que como en nuestro caso, se han encargado de los participantes en los respectivos países de acogida.

Pero por otro lado, creo que tiene que ser una experiencia digna de vivir, y que no deberíamos dejar pasar la oportunidad de exponer ante un ciento de personas y encima en un idioma extranjero y hablando de un país que además de no ser el tuyo, resulta que en el tema propuesto está muy por detrás que el resto de países que participan en el proyecto, por tanto, habrá que tener cuidado de no herir sensibilidades y no ser descortés con nuestros anfitriones.

En fin, supongo que la última semana aquí, entre el lunes y el jueves, porque yo me voy el viernes a primera hora, tendremos que dejar algún documento cerrado para presentar en París. Por cierto, fui el último en llegar y seré el primero en irme, jejeje...

sábado, 21 de agosto de 2010

Diciendo "hola" a papá.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[7 de mayo]

Otro día perdido al menos en lo que se refiere al proyecto en sí, y turísticamente tampoco tenemos muchas intenciones de hacer nada especial. Hoy la visita era al National Health Insurance Fund Administration, el INSS de España más o menos, y resulta que era el edificio por el que pasamos todos los días para coger el metro, o sea, que lo teníamos a tiro de piedra pero como aquí tienen la manía de escribir los nombres de los edificios en húngaro, pues no teníamos ni idea de que lo tuviéramos tan cerca.

A las 10 habíamos quedado y a las 13:15 estábamos en casa, comidos ya naturamente, como es costumbre aquí, así que os podéis hacer a la idea de lo “mucho” que hemos aprendido hoy. En fin, nada que no nos hubieran contado ya, además el Ministerio de Sanidad está en plena reforma, tenemos nuevo ministro desde este lunes, y lo que es más triste, han utilizado hoy la misma presentación que usaron el lunes en nuestra visita a las instalaciones de dicho Ministerio, aunque hoy nuestro interlocutor ha aplicado el punto de vista del National Insurance Fund, y ha estado algo más entretenida la charla.

En fin, que viendo la hora que era, y que ya llevamos semana y media aquí, tocaba hacer la compra porque muchas de las cosas que nos habían provisto el primer día ya se habían acabado, y visto que no nos hacían nuevas provisiones, nos hemos ido al super. Parecíamos una pareja de novios, el con su corbatita y yo no, pero dos hombres juntos en un supermercado del centro de Budapest haciendo la compra juntos, cada uno con su cestita, pues seguro que ha provocado más de una mirada por parte de los habitantes autóctonos de la ciudad… en fin, si hay que comprar pues se compra.

Y con la nevera llena al menos para otros 7 días, y mientras hago tiempo a que den las tres para ir a conectarme a internet, aquí estoy escribiendo estas líneas. El viernes tenemos previsto pasar el día en Gyor, una ciudad al norte de Hungría, pero lo que pensábamos que iba a ser una visita oficial a algún servicio y departamento específico, resulta que es una visita turística, ya que nuestro HOST, el Dr. Harmat, aprovechando que tiene que estar allí en un congreso, nos va a llevar con él, nos va a dejar todo el día por allí sueltos, y cuando se acabe el congreso, vuelta a Budapest. Así que tendremos que ver alguna guía de Gyor para ver cómo llenamos el tiempo, aunque tampoco está mal un poco más de turismo, al fin y al cabo, Budapest ya lo hemos visto, todo más o menos, así que si este viernes vemos Gyor y el viernes que viene vemos PESC, pues todo eso que nos llevamos en el zurrón de la vida.

No puedo terminar el día sin escribir esto. Resulta que hoy, por fin, 10 días después, he vuelto a ver a mi hijo… menuda sensación de alegría. Pues bien, entre unas cosas y otras, aunque con María Jesús sí había podido conectarme el domingo, no fue posible ver a Sergio porque coincidió con el rato de la siesta, pero hoy por fin sí, ahí estaba él con su cara de bicho, aunque no sabría decir quién se ha puesto más contento y emocionado, si el padre o el hijo. Él estaba nervioso perdido, su objetivo principal era tocar la pantalla y coger la webcam, menos mal que no lo ha conseguido, y ahí hemos estado un buen rato, intentando cogernos la nariz él uno al otro, luego la oreja, ahora te saco la lengua, ahora te toco un ojo… en fin, indescriptible, y aunque no he llorado, poco me ha faltado. Espero poder repetir mañana sin falta la experiencia, aunque luego la que no se queda tan tranquila es mi mujer, que tendrá que calmar a la fiera, supongo.

viernes, 20 de agosto de 2010

Un día en la ópera.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[6 de mayo]

Bueno, exactamente en la ópera, no… pero casi.

No adelantemos acontecimientos, el día empezaba mucho antes, por primera vez a las 8:30 de la mañana, que nos recogían en el apartamento y nos llevaban al otro lado de la ciudad, a BUDA, a conocer las instalaciones de HUMANsoft, una compañía privada de software informático que ha trabajado en un proyecto bastante interesante de unificación de los sistemas de información en una región al sur de Hungría.

Por cierto, hemos conseguido arrancarles una visita a dicha región para conocer en directo como funciona el sistema. Y como está lejos, será un día completo de excursión a la ciudad de PÉCS.

Ni punto de comparación entre lo que habíamos visto hasta ahora, todo sistemas públicos, y lo que hemos visto hoy, una compañía privada, muy similar a la que podemos encontrarnos en toda Europa, instalaciones modernas, gente que controla el inglés, horarios, formas de vida, etc., etc.

Y también se ha notado al invitarnos a comer. Un restaurante italo-húngaro de lo más lujoso, de reciente apertura, en el que hemos comido francamente bien. De todas formas nos hemos dejado asesorar por nuestra guía, una chica preciosa, mezcla de padre húngaro y madre italiana, preciosa, ya lo he dicho verdad, que nos ha aconsejado empezar con unos entrantes de tostada con tomate picadito por encima y creo que ajo y queso. Y luego cada uno ha pedido su plato principal, lógicamente tras la pertinente traducción al inglés… el mío era pollo asado relleno de queso y espinacas con una guarnición de arroz con tomate. Realmente sabroso… y de ahí al café y otra vez, las dos de la tarde sin nada "oficial" que hacer.

Al encontrarnos en el lado BUDA de la ciudad, nos ha costado un poco más llegar al lado PEST, y como ayer nos quedamos con las ganas de ir al museo porque estaba cerrado, hemos decidido volver a intentarlo. Hemos cogido una entrada que combinada dos de las exposiciones temporales que pueden verse estos días en el Museo, y que son la de los Medici y otra de una serie de pinturas extraídas del Louvre de París.

La verdad es que la primera ha merecido muy mucho la pena, pero la otra, la del Louvre, yo creo que está un poco de relleno, no tenía gran cosa que ver. Para otro día hemos dejado la exposición que puede verse allí permanentemente, porque si no iba a ser demasiado arte para una tarde. Una cosa curiosa, o que al menos a mí no me había tocado antes, y es que la exposición de los Medici estaba climatológicamente aislada.

El sistema de entrada y de salida parecía exclusivo de los mejores bancos del mundo, entrabas por una primera puerta, y cuando ésta estaba ya cerrada, se abría la siguiente, y lo mismo para salir, y luego toda la exposición estaba como en una especie de penumbra, lógicamente no sobre lo que había que ver, sino el ambiente. Posteriormente hemos caído en el detalle de que toda la exposición debía permanecer a 8 grados de temperatura y con una humedad en el ambiente del 50% para una correcta conservación de la misma.

Y por si no habíamos tenido suficiente cultura para una día, resulta que luego hemos ido a una oficina de venta de entradas de teatros, conciertos y cosas así, porque Eija (la finesa) quería comprar unas entradas para unas cuantas actuaciones de esta semana, y al final hemos terminado picando para ir con ella a una de ellas, precisamente la de hoy.

Así que a eso de las 19:30 y tras una rápida visita al apartamento para dejar las cosas y asearnos un poco, nos hemos ido al “Palace of Arts of Budapest” a disfrutar de la Szeged Symphony Orchestra durante casi dos horas, con un pequeño break para estirar las piernas y hacer algo de caja en la cafetería, como en todos los sitios. El programa constaba de las siguientes piezas: Capriccio sinfónico, de Puccini; Trasfigurazioni, de András Szollosy; y de nuevo Puccini, Messa de Gloria.

Aunque a priori pueda sonar a tostón, la verdad es que hemos disfrutado bastante de la música, y es que todas estas cosas en directo ganan muchísimo, la puesta en escena, un montón de músicos con sus instrumentos todos moviéndose al unísono, y un gran coro de voces para la última obra, que sonaba realmente bien. Es más, seguro que repetimos, porque hay un programa bastante extenso para el mes de mayo y ya le hemos echado el ojo a un ballet nacional y a otro día que viene un cubano a dar una sesión de jazz.

Diferencia cultural a resaltar: la finesa siempre llega media hora antes a todas las citas, y nosotros, como buenos españolitos que somos, hoy hemos llegado al concierto justo justo cuando empezaba ya, por cierto, menos mal que Eija tenía su propia entrada porque la pobre estaba ya de los nervios… Spain is diferent!

En fin, que lo que amenazaba ser un día más de copiosa lluvia, ha resultado ser “a lovely day” como diríamos por estos lares, y no ha caído ni una gota.

jueves, 19 de agosto de 2010

Una de churros con los Serrano.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[5 de mayo]

El día prometía chubascos, y aunque meteorológicamente ha cumplido su promesa, políticamente también está revuelto el panorama. Hoy hemos visitado el Ministerio de Sanidad, y no sé si el que hoy era el ministro de sanidad mañana lo seguirá siendo.

Llegamos al típico edificio antiguo, grande y ajeno a cualquier tipo de encanto turístico, y subimos a la 8ª planta.

Un momento... antes de seguir, quiero hacer un alto para explicar una de las cosas más curiosas que he visto desde que llevo aquí. Aunque nosotros hemos utilizado el ascensor “moderno” de toda la vida, justo al lado había una especie de montacargas en el cabían a lo sumo dos personas, pero lo curioso del caso es que está en continuo movimiento, por tanto, tienes que subirte y apearte en marcha, en cuanto veas tu piso, saltas de la cabina y ya está… mi compañero aún se ha atrevido a probarlo pero yo, la verdad, no se me ocurren maneras más estúpidas de jugarme el pellejo a miles de kilómetros de casa… pero era curioso de ver.

En fin, volviendo por los medios tradicionales a la octava planta, nos esperaban en una especie de sala de reuniones con su correspondiente portátil y proyector en el techo (en este sentido no veo que les falte de nada allá dónde vamos), un tal Peter Rackso, que yo he entendido que era el Ministro de Sanidad, aunque luego en la comida nos han dicho que hoy cambiaban 6 ministros en el gobierno, y que uno de ellos era el de Sanidad, quizás por eso se haya tenido que ir a las once.

Como en otras ocasiones nos hemos ido con la misma impresión. Todos tienes grandes proyectos de futuro, grandes ideas que cambiaran radicalmente la situación de la sanidad húngara, pero como luego todo depende de los fondos europeos, pues nada de nada… todo sigue igual. En la calle esto se ve muy fácil, en cuanto tienen dinero comienzas las obras de remodelación o incluso de construcción de nuevos edificios, obras públicas, etc., etc., pero en cuanto se acaba el dinero, y mientras llegan nuevos fondos, si es que llegan, se queda todo paralizado tal y como estuviera en ese momento. Supongo que en sanidad está pasando más de lo mismo, ellos tienen grandes intenciones, pero en estos temas, la intención no es lo que cuenta, sino los presupuestos.

Todavía no hemos llegado a entender cómo va esto de los presupuestos aquí y qué es el National Insurance Fond, pero para hacernos una idea, el ministerio de sanidad no tiene presupuesto propio, depende todo de fondos europeos y de este National Insurance Fond, aunque espero que el miércoles nos quede claro cómo funciona este sistema porque para allá que nos vamos de visita.

Con lo que sí nos han sorprendido hoy es con la comida, acostumbrados a comer los otros dos días en el hospital, hoy hemos comido en la cafetería del Ministerio, y no tiene nada que envidiar a muchos de los restaurantes que hemos visto estos días como turistas. No sólo en lo ornamental sino que nos han servido una comida que, por primera vez, parecíamos estar en España y no en Budapest. Primer plato (otra vez una especia de caldo de carne con patatas), segundo plato (pavo con salsa, arroz y guarnición de setas, pimiento, etc., etc.) y postre (al parecer una de las tartas típicas de la ciudad a las que dio nombre algún lumbreras premio Nobel de por aquí). Hasta café nos han servido… aunque pensándolo bien, para que pudiéramos estar como en España ha faltado un detalle fundamental… PAN!

Terminada la jornada, otra vez a eso de la una, y hemos estado un buen rato comiendo antes de eso, nos hemos propuesto fallidamente visitar una exposición en el Museo de Bellas Artes sobre los Medici, pero digo fallidamente porque hoy es lunes, y los lunes está todo cerrado, al menos en lo que respecta a museos y actividades culturales. Lo malo que nos hemos dado cuenta cuando ya estábamos a las puertas del museo… en fin, mañana lo volveremos a intentar.

Como empezaba ya a llover (y por cierto, ahora mismo son ya casi las nueve de la noche y todavía no ha parado) hemos decidido despedirnos y ponernos cada uno a nuestros quehaceres. Los míos, engancharme a internet y ponerme al día con el correo electrónico y el Messenger, aunque como era pronto, mi familia todavía no estaba en casa, así que leídos todos los correos y enviadas a mi gente unas cuantas fotos de aquí, me he ido al apartamento y he aprovechado para pulir la presentación que hizo Pelayo el año pasado sobre el Sistema Nacional de Salud de España y adaptarla a este año, porque creo que el miércoles nos toca a nosotros exponerla.
Nota curiosa del día:

Hablando de todo un poco con Eija, la "Hopera" finlandesa, nos ha sorprendido al conocer la palabra “churro” o “chuggo” como ella a dicho… aunque lo más sorprendente quizá no sea eso, sino el motivo de tal conocimiento. Resulta que está enganchada a Los Serrano, sí, sí, los de Tele5, y es que resulta que en Finlandia emiten la serie en español con subtitulos al fines. Para flipar, vamos… ya le hemos dicho que España no es así, que son la mayoría de los casos exageraciones de los personajes para provocar la risa, y que nadie (o al menos conscientemente) habla como Fiti. Esto no lo ha pillado.

Si esto no es globalización, que baje Dios y lo vea. Veremos que sorpresas nos trae el martes, de ministros, de churros o meteorológicamente hablando.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Primera conexión, tres-dos-uno... contacto!

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[4 de mayo]

Tal vez estos cuatro días de fiestas hayan servido para algo, y el hecho es que tal y como he ido avanzando en mis conexiones web con España, puede que el rumbo del trabajo cambié también a partir de ahora.

El hecho de tener tanto tiempo libre me ha permitido, no solo ir conociendo Budapest con tranquilidad, sino que me ha permitido ir investigando el entorno digamos más cercano al apartamento, y si ayer descubría un ciberteca a escasos 500 metros del piso, hoy he descubierto que tengo uno nada más dar la vuelta a la manzana, por lo que tengo la conexión que necesito a escasos 30 segundos de casa. Y no solo eso, sino que he ido mejorando en condiciones a medida que me iba acercando al punto de partida. Hoy ha sido brillante, porque no sólo tengo la posibilidad de conectarme cuando quiera, incluso podría ir en pijama pero tampoco es plan, sino que puedo sacarme una tarjeta de 10 horas de conexión, ahorrándome así 500 HUF (2 euros)… no parece gran cosa, pero suponen otras dos horas más de conexión, y eso significa dos horas más con la familia y amigos, y eso sí es mucho.

Hoy además se han unido todos los astros y he podido estar conectado toda la hora con mi mujer, por fin, y aprovechando el buen estado de estos PC’s (incluso puedo conectar mi memoria portátil, cosa que en los anteriores no podía), he estado hablando, o mejor dicho, chateando una hora completa con ella y con la suerte de poder vernos al mismo tiempo. Lo que no va a poder ser es la comunicación oral, porque no tenemos posibilidad de auriculares con micrófono, como tenemos en casa, pero más vale una imagen que mil palabras… y si no, las escribimos, que ya somos mayorcitos. Lo malo es que mi chiquillo estaba echando la siesta, o tal vez eso ha sido lo que nos ha permitido estar una hora sin interrupciones, a ver si en próximas conexiones puedo verle, y él a mí. Aunque ya le he dicho a mi mujer, como vea que se enciende el ordenador y sale papá, se va a pasar todo el día encendiéndolo para ver si estoy…

A medida que pasan los días creo que me voy sintiendo más integrado a las costumbres del país, a los hábitos y horarios de comidas, al uso de los transportes públicos… como anécdota, ya voy comprando comidas en los puestos que hay por ahí, por cierto, no sé cómo se llama lo que he comprado hoy, pero está buenísimo. Pero eso ha sido por la tarde, y todavía no sabemos qué ha pasado esta mañana.

Pues bien, lo que ha pasado es que no sé en qué estarán pensando los que hacen las guías de turismo porque no dan ni una… ayer fui a ver una cosa que ponían como tremendamente interesante y resultó ser unas estatuas de bronce de unos chiquillos jugando a las canicas… [puse la foto en el post de ayer] y hoy, siguiendo las instrucciones de la guía, mi intención era visitar el Parlamento, porque según parece, está abierto los domingos hasta las 14 horas. Pues no.

Al parecer el horario de visitas es a las 11:30 y a las 16:00 de lunes a sábado, y el domingo sólo a las 11:30 pero claro, hay que llegar al menos una hora para comprar el ticket, que aunque sea gratis para los ciudadanos de la UE, hay que hacer el paripé y pasar por taquilla, supongo que para llevar cierto control de quién entra y quién sale. Total, que menos mal que voy a estar aquí un mes que si no me quedo con las ganas…

He seguido mi planning más o menos salvando este contratiempo y después de comer he ido a visitar la plaza de los Héroes, y el parque que hay detrás, y he vuelto a encontrar de casualidad un parque atestado de gente, con miles de puestos, actuaciones, atracciones para los niños… es más, en otra zona del parque, había como una concentración de bomberos y policías, y tenían montadas demostraciones para los niños, en las cuales podían participar, e incluso subirse a los camiones de bomberos y dar una vuelta al parque haciendo sonar la sirena… creo que me llaman más la atención este tipo de cosas al saber qué no puedo compartirlas con Sergio, él se lo hubiera pasado en grande…

Y aquí es donde me he dejado llevar y he comprado una cosa que ya me había llamado la atención hace unos días, y es como una especie de masa que enrollan en un cilindro y ponen a hornear. El resultado es como un papiro enrollado pero hueco que luego puedes impregnar de diversos sabores, aplicándolos sobre unas bandejas llenan de virutas de almendras, de cacao, de vainilla y algún que otro sabor más que no he podido descifrar su significado… así que, con la gorra del HOPE, y aquello de “allí donde fueras, haz lo que vieras”, he pedido uno y con varios sabores, porque he visto que la chica que pedía antes que yo así lo ha hecho… como cuando pides un helado con la bola de dos sabores, vamos.

Total, que de vuelta a casa, he decidido probar el ciber que había descubierto ayer justo al lado del apartamento, pero esta parte de la historia ya os la sabéis. Ahora sólo queda que a partir de mañana el rumbo del trabajo vaya a mejor, igual que ha pasado con estos cuatro días de fiesta, y empecemos a cuajar algo de información para la presentación de París, porque si no me parece que vamos a hacer el ridículo. Según voy leyendo de otros compañeros de HOPE en otros países, todos se lo están pasando en grande, están integrados con la población de destino, con sus coordinadores de destino, tienen instalaciones de primera fila, WIFI, ordenadores, etc., etc., o al menos los que están escribiendo correos, puede que el resto, de los que no sabemos nada, es porque estén igual que nosotros o peor.

En fin, que es una putada que te manden a hacer una investigación sobre nuevas tecnologías a un país que tiene muchísimo camino todavía por recorrer, o puede que no, puede que sea ese el reto de nuestro equipo, quizá sea más interesante ver qué pueden hacer y cómo pueden desarrollarse, que ser simplemente testigos de lo bien y lo maravilloso que tienen otros la situación.

martes, 17 de agosto de 2010

La botella medio llena o medio vacía.

Cuaderno de viaje, Budapest 2008.

[3 de mayo]

Lo que parecía que iba a ser un gran día, o al menos como el de ayer, no lo ha resultado al final tanto, pero que hacemos, nos quedamos con la botella medio llena o medio vacía… prefiero medio llena, sólo sea por la gorra del HOPE.

El plan según salía del apartamento esta mañana era visitar el Mercado Central, comer y luego visitar el planetario y alrededores, pues bien está lo que bien acaba, aunque podíamos decir que bien acaba lo que bien empieza aunque la tarde se haya complicado un poco.

La primera tarea que me encuentro nada más empezar es que se me ha terminado el taco de billetes de metro que nos dio el Dr. Harmat y voy a tener que enfrentarme al vendedor de billetes, porque la máquina sólo da billetes sueltos y yo quiero algo más económico, al fin y al cabo todavía nos quedan tres semanas por Budapest. En fin, que entre lo que yo me he explicado, él ha querido entender y Dios mediante, he terminado sacando un billete para siete días, hagas los viajes que hagas (menos mal, porque sin yo saberlo todavía, el día prometía lo suyo) y ya sea el metro, el autobús o el tranvía… así que voy a dedicarme estos siete días a sacarle buen rendimiento a estos 4000 HUF que me he gastado.

La primera parte de la mañana ha ido realmente bien, todo según lo planeado, y todo cumpliendo las expectativas que a priori me había creado. El Mercado Central francamente interesante, como edificio y como hervidero de masas… todo tipo de puestos, muy similares a los que te puedes encontrar en cualquier mercado central de España, y hasta he intentado fijarme bien en los productos que había expuestos, sobre todo en las fruterías, para ir cogiendo referencias de palabras sueltas húngaras, para luego poder enfrentarme con ciertas nociones a las cartas de menús de comidas, pero al cabo de un rato, me he dado cuenta que cuando intentaba recordar una se me habían olvidado tres, pero como ejercicio mental no ha estado mal.

He aprovechado el rato para hacerme una idea de qué comprar antes de que me vaya, y cumplir así con la segunda tarea de Pelayo: “comprar licor de la zona”. El día que estuvimos dando un paseo con Eija, tuvimos una conversación sobre un licor, llamado UNICUM, que debe ser típico de la zona, aunque un poco fuerte, y que no sé cómo derivó la conversación pero en vez de probar ese, terminamos degustando tres vasitos de chupito de tres licores de frutas diferentes, PALINKA, creo, y por cierto, el fin de semana que viene es la feria nacional de PALINKA aquí en Budapest, así que aprovecharemos también para ponernos al día y comprar algo para llevar a España.

Visto el mercado, mi intención era amortizar el dinero del pase del metro, yendo a comer al Hospital pero mi sorpresa ha sido mayúscula cuando me he encontrado con la cafetería cerrada y el siguiente cartel: horario de comidas de lunes a viernes de 12 a 14; los sábados de 12 a 13 (en mi reloj pasaban ya veinte minutos) y los domingos cerrados. Para no saber húngaro lo he visto más que meridiano, lo que me extraña entonces es por qué George Harmat nos dijo que podíamos comer allí todos los días de la semana, en fin, primer contratiempo del día, y a partir de ahí todo ha ido de mal en peor.

No encontraba ningún otro sitio para comer cerca del hospital, he ido por tanto a la zona del Planetario que tenía planeado para la tarde, y aquello era un desastre, ni Planetario ni alrededores, no se veía ni un alma, y no es que me hubiera equivocado, el Planetario estaba allí, cerrado y medio abandonado, o eso parecía, y los alrededores que en mapa parecían un explendido parque natural con grandes zonas verdes y zonas de recreo, era un bosque dejado de la mano de Dios, que cualquiera se metía a investigar dónde estaban las zonas de recreo.

Último recurso: el amigo Ronald Mc’Donalds, nunca falla, y menos mal, porque justo en esos momentos se ha torcido la climatología y ya no ha parado de llover prácticamente en toda la tarde. Después de comer, y con el clima adverso, me he acordado de mi nuevo pase semanal de metro-bus-tranvía y me he dispuesto a sacarle el mayor provecho, y máxime cuando no paraba de llover, así que me he montado en un tranvía y he recorrido toda la ciudad en un sentido y luego en el otro, no está mal, la verdad.

Para rematar la tarde, y poder decir que la botella sí que estaba medio llena, al ser todavía un poco pronto y que había parado de llover un poco, me he dedicado a los alrededores de nuestro piso y he descubierto más y mejores posibilidades de conectarme a internet. Mañana empezaré a disfrutar de ellas. Pero antes me espera una visita dominical al Parlamento, ya os contaré.