Cuaderno de viaje, Budapest 2008.
[5 de mayo]
El día prometía chubascos, y aunque meteorológicamente ha cumplido su promesa, políticamente también está revuelto el panorama. Hoy hemos visitado el Ministerio de Sanidad, y no sé si el que hoy era el ministro de sanidad mañana lo seguirá siendo.
Llegamos al típico edificio antiguo, grande y ajeno a cualquier tipo de encanto turístico, y subimos a la 8ª planta.
Un momento... antes de seguir, quiero hacer un alto para explicar una de las cosas más curiosas que he visto desde que llevo aquí. Aunque nosotros hemos utilizado el ascensor “moderno” de toda la vida, justo al lado había una especie de montacargas en el cabían a lo sumo dos personas, pero lo curioso del caso es que está en continuo movimiento, por tanto, tienes que subirte y apearte en marcha, en cuanto veas tu piso, saltas de la cabina y ya está… mi compañero aún se ha atrevido a probarlo pero yo, la verdad, no se me ocurren maneras más estúpidas de jugarme el pellejo a miles de kilómetros de casa… pero era curioso de ver.
En fin, volviendo por los medios tradicionales a la octava planta, nos esperaban en una especie de sala de reuniones con su correspondiente portátil y proyector en el techo (en este sentido no veo que les falte de nada allá dónde vamos), un tal Peter Rackso, que yo he entendido que era el Ministro de Sanidad, aunque luego en la comida nos han dicho que hoy cambiaban 6 ministros en el gobierno, y que uno de ellos era el de Sanidad, quizás por eso se haya tenido que ir a las once.
Como en otras ocasiones nos hemos ido con la misma impresión. Todos tienes grandes proyectos de futuro, grandes ideas que cambiaran radicalmente la situación de la sanidad húngara, pero como luego todo depende de los fondos europeos, pues nada de nada… todo sigue igual. En la calle esto se ve muy fácil, en cuanto tienen dinero comienzas las obras de remodelación o incluso de construcción de nuevos edificios, obras públicas, etc., etc., pero en cuanto se acaba el dinero, y mientras llegan nuevos fondos, si es que llegan, se queda todo paralizado tal y como estuviera en ese momento. Supongo que en sanidad está pasando más de lo mismo, ellos tienen grandes intenciones, pero en estos temas, la intención no es lo que cuenta, sino los presupuestos.
Todavía no hemos llegado a entender cómo va esto de los presupuestos aquí y qué es el National Insurance Fond, pero para hacernos una idea, el ministerio de sanidad no tiene presupuesto propio, depende todo de fondos europeos y de este National Insurance Fond, aunque espero que el miércoles nos quede claro cómo funciona este sistema porque para allá que nos vamos de visita.
Con lo que sí nos han sorprendido hoy es con la comida, acostumbrados a comer los otros dos días en el hospital, hoy hemos comido en la cafetería del Ministerio, y no tiene nada que envidiar a muchos de los restaurantes que hemos visto estos días como turistas. No sólo en lo ornamental sino que nos han servido una comida que, por primera vez, parecíamos estar en España y no en Budapest. Primer plato (otra vez una especia de caldo de carne con patatas), segundo plato (pavo con salsa, arroz y guarnición de setas, pimiento, etc., etc.) y postre (al parecer una de las tartas típicas de la ciudad a las que dio nombre algún lumbreras premio Nobel de por aquí). Hasta café nos han servido… aunque pensándolo bien, para que pudiéramos estar como en España ha faltado un detalle fundamental… PAN!
Terminada la jornada, otra vez a eso de la una, y hemos estado un buen rato comiendo antes de eso, nos hemos propuesto fallidamente visitar una exposición en el Museo de Bellas Artes sobre los Medici, pero digo fallidamente porque hoy es lunes, y los lunes está todo cerrado, al menos en lo que respecta a museos y actividades culturales. Lo malo que nos hemos dado cuenta cuando ya estábamos a las puertas del museo… en fin, mañana lo volveremos a intentar.
Como empezaba ya a llover (y por cierto, ahora mismo son ya casi las nueve de la noche y todavía no ha parado) hemos decidido despedirnos y ponernos cada uno a nuestros quehaceres. Los míos, engancharme a internet y ponerme al día con el correo electrónico y el Messenger, aunque como era pronto, mi familia todavía no estaba en casa, así que leídos todos los correos y enviadas a mi gente unas cuantas fotos de aquí, me he ido al apartamento y he aprovechado para pulir la presentación que hizo Pelayo el año pasado sobre el Sistema Nacional de Salud de España y adaptarla a este año, porque creo que el miércoles nos toca a nosotros exponerla.
Nota curiosa del día:
Hablando de todo un poco con Eija, la "Hopera" finlandesa, nos ha sorprendido al conocer la palabra “churro” o “chuggo” como ella a dicho… aunque lo más sorprendente quizá no sea eso, sino el motivo de tal conocimiento. Resulta que está enganchada a Los Serrano, sí, sí, los de Tele5, y es que resulta que en Finlandia emiten la serie en español con subtitulos al fines. Para flipar, vamos… ya le hemos dicho que España no es así, que son la mayoría de los casos exageraciones de los personajes para provocar la risa, y que nadie (o al menos conscientemente) habla como Fiti. Esto no lo ha pillado.
Si esto no es globalización, que baje Dios y lo vea. Veremos que sorpresas nos trae el martes, de ministros, de churros o meteorológicamente hablando.
Cuando llegué a Finlandia, en la cena de bienvenida que nos dieron, la primera pregunta que me hicieron fue si conocía a LOs Serrano. Y yo alucinando... A los pocos días, entre en un bar, y me encontré a Resines subtitulado al fines, jajajajaa
ResponderEliminarSí, nosotros tampoco dabamos crédito. Atención a la estampa: un madrileño, un vasco-navarro y una finlandesa hablando de los Serrano en pleno centro de Budapest... pa'mear y no echar gota, jajaja...
ResponderEliminarYo estuve tentado por preguntar como se traducía "mayormente", jajajajajajaja
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