Ya con diecisiete años publicó poemas en la revista Hoy y Mañana, y en el año 1953, ingresó en el Partido Comunista de su país, licenciándose en Historia en la Universidad de Varsovia tres años después. Comenzó su carrera periodística en el periódico Bandera de la Juventud, y en 1968, fue nombrado corresponsal de la Agencia de Prensa Polaca en el extranjero, trabajando en África, Latinoamérica y Asia, compaginando este trabajo con la escritura de libros. Recibió numerosos honores y premios, como el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el año 2003, y doctorados Honoris Causa por numerosas universidades. Fue también miembro de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes.
Sobre la obra:
Quien muchos consideran el mejor reportero del siglo se sumerge en el continente africano, rehuyendo lugares comunes y estereotipos. Vive en las casas repletas de cucarachas de los más pobres, enferma de malaria cerebral, corre peligro de muerte a manos de un guerrillero pero pese a todo no pierde su mirada lúcida y su voz de gran narrador para adentrar al lector en la compleja realidad de África, con las guerras, miseria e injusticia que atraviesan su historia y lastran su presente. Posiblemente la obra cumbre del autor, ganadora del Premio Viareggio, entre otros galardones.
Nuestros comentarios:
Nuestros comentarios:
Un libro que nos ha gustado mucho a los del Club de Lectura, y en parte, me tranquiliza porque en teoría era uno de los que yo había seleccionado del listado que revisamos al inicio de cada temporada. Varias reflexiones, aunque son muchas las que se encierran en sus páginas.
Primera reflexión: como el europeo y el africano tienen un sentido del tiempo completamente diferente. Lo perciben de maneras dispares y sus actitudes también son distintas. Los europeos están convencidos de que el tiempo funciona independientemente del hombre, de que su existencia es objetiva, en cierto modo exterior, que se halla fuera de nosotros y que sus parámetros son medibles y lineales. El europeo se siente como su siervo, depende de él, es su súbdito. Entre el hombre y el tiempo se produce un conflicto insalvable, conflicto que siempre acaba con la derrota el hombre: el tiempo lo aniquila.
Los africanos en cambio, perciben el tiempo de manera bien diferente. Para ellos, el tiempo es una categoría mucho más holgada, abierta, elástica y subjetiva. Es el hombre el que influye sobre la horma del tiempo, sobre su ritmo y su transcurso. El tiempo, incluso, es algo que el hombre puede crear...
Segunda reflexión: Por lo general se cree que tener un objetivo marcado es algo bueno: que la persona sabe lo que quiere y que lo persigue; por otra parte, sin embargo, tal situación le impone unas anteojeras, como las de los caballos: ve única y exclusivamente su objetivo y nada más. Y ocurre por el contrario, que lo que está más allá, lo que se sale del límite impuesto en amplitud y profundidades puede resultar mucho más interesante e importante.
Lo dicho, altamente recomendable, es más, nos atrevemos a ponerle casi de manera unánime la siguiente nota:
Primera reflexión: como el europeo y el africano tienen un sentido del tiempo completamente diferente. Lo perciben de maneras dispares y sus actitudes también son distintas. Los europeos están convencidos de que el tiempo funciona independientemente del hombre, de que su existencia es objetiva, en cierto modo exterior, que se halla fuera de nosotros y que sus parámetros son medibles y lineales. El europeo se siente como su siervo, depende de él, es su súbdito. Entre el hombre y el tiempo se produce un conflicto insalvable, conflicto que siempre acaba con la derrota el hombre: el tiempo lo aniquila.
Los africanos en cambio, perciben el tiempo de manera bien diferente. Para ellos, el tiempo es una categoría mucho más holgada, abierta, elástica y subjetiva. Es el hombre el que influye sobre la horma del tiempo, sobre su ritmo y su transcurso. El tiempo, incluso, es algo que el hombre puede crear...
Segunda reflexión: Por lo general se cree que tener un objetivo marcado es algo bueno: que la persona sabe lo que quiere y que lo persigue; por otra parte, sin embargo, tal situación le impone unas anteojeras, como las de los caballos: ve única y exclusivamente su objetivo y nada más. Y ocurre por el contrario, que lo que está más allá, lo que se sale del límite impuesto en amplitud y profundidades puede resultar mucho más interesante e importante.
Lo dicho, altamente recomendable, es más, nos atrevemos a ponerle casi de manera unánime la siguiente nota:
VALORACIÓN: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
El tema musical hoy:
El tema musical hoy:
Con este ponemos fin a nuestras tertulias hasta después del verano, pero mientras tanto, yo me pongo a la tarea con una recomendación de mi guapa @taitechu, que me ha hablado maravillas de "La Elegancia del Erizo", de Muriel Barbery.
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Parte de los miembros del Club de Lectura en la merienda-cena que cierra las tertulias hasta el próximo curso. |
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Iñaki, cuanto memalegra que os haya gustado. Es uno de mis libros favoritos y Kapuscinsky uno de mid autores de cabecera. Es uno de los maestros del periodismo y uno de los que mejor ha entendido y contado la profesión, con ese halo romántico y utópico que aun tiene para muchos de nosotros y libros como "los cinicos no sirven para este oficio" o "los cinco sentidos del periodista" son imprescindiles. Hablas de la responsabilidad por recomendar este libro, con el que acertaste, y así me siento yo un poco cuando atendéis a mis recomendaciones. Espero que también lo disfrutes.
ResponderEliminarTaite, un placer hablar contigo de libros también, jajaja... y es que parece que tenemos que hablar siempre de salud, sanidad, sanidad y salud, jajaja...
ResponderEliminarYa te iré contando según vaya avanzando con La Elegancia del Erizo, y si no me gusta, pues te dejo de hablar para siempre y ya está, no pasa nada, jajaja...