Después de clase, todos los días regresábamos juntos a casa. Recorríamos el camino de vuelta tan despacio como nos era posible. A veces, para disponer de más tiempo, dábamos un rodeo. Con todo, en un santiamén llegábamos a la bifurcación donde teníamos que separarnos. Era extraño. Aquel camino, cuando lo recorría solo, me parecía largo y aburrido, pero cuando iba con Aki, charlando, hubiera querido seguir andando eternamente. Ni siquiera notaba el peso de la cartera atiborrada de libros de texto y diccionarios.Extraído de Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama.
"Posiblemente, en la vida nos ocurra lo mismo", pensé unos años más tarde. "Una vida solitaria se hace larga y tediosa, Sin embargo, cuando la compartes con la persona amada, en un santiamén llegas a la bifurcación donde tienes que decirte adiós."
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Qué bonito!!!!
ResponderEliminarMe ha encantado y de hecho me lo apunto para leérmelo, que tiene muy buena pinta!.
Un abrazo y un besote enormes!!!
Qué bonita imagen. Buena pinta tiene libro :-)
ResponderEliminarYa sé porqué mi hijo Poe tarda tanto en llegar a casa del instituto...
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