Cuaderno de viaje, Budapest 2008.
[18 de mayo]
Segundas partes nunca fueron buenas, y aunque el programa de hoy era muy similar al de ayer, nada que ver.
Primera opción: baños, pero no han podido ser los que yo quería porque cierran los domingos, así que me he ido a los Lukács, un complejo construido en el siglo XIX, y que además de ser un baño termal, tiene una parte de piscina, y es lugar de encuentro de escritores y artistas. Su parque, de una superficie de 1.800 m2, con árboles seculares, es un popular lugar de reposo.
No me ha gustado mucho, la verdad, parecido a los Szechenyi, con piscina al aire libre y jacuzzis y de todo eso, pero como más sucio y más abandonado. Y luego, las saunas o no he sabido buscarlas o lo único que había era una pequeña sauna y un pequeño baño turco en dos cabinas al lado de la piscina grande, y ya está, así que he aguantado dos horas y media y me he ido a comer.
Hoy quería probar la zona que nos recomendó el amigo Andras de HumanSoft, en Liszt Ferenc ter, y la verdad, también comí mejor ayer. Y más barato. No es que haya comido mal o que haya sido desorbitadamente caro, pero ayer fue más cantidad y unos 1.000 HUF de diferencia, más o menos (4 euros al cambio). Pero en fin, hacía mucho que no decía esto, pero nos ponemos la gorra del HOPE y a aguantar el chaparrón, de todo se aprende en esta vida.
Y hablando de chaparrón, hoy he vuelto al museo a disfrutar de los conciertos al aire libre, y cuando llevábamos unos tres cuartos de hora, menudo chaparrón que nos ha caído, nos hemos tenido que refugiar todos dentro del museo, menos mal que ha sido cosa de 10 minutos que si no… pero claro, ya no era lo mismo, todas las escaleras donde nos sentábamos a disfrutar del espectáculo completamente caladas, así que he terminado esa banda (más o menos otros 15 minutos más) y ya me he ido para casa, por no esperar unos 30 minutos a que cambiaran de banda y empezaran los siguientes.
Pues eso, que segundas partes nunca fueron buenas, y lo que empezaba pudiendo ser un día tan bueno como el de ayer, al final ha resultado ser no un mal día, pero no lo que se esperaba de él.
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