Cuaderno de viaje, Budapest 2008.
[20 de mayo]
Bueno, pues esto empieza a acabarse, y se nota en el ambiente, por ejemplo, hasta la ciudad está triste, y no ha parado de llover en todo el día. Menos mal que el plan para hoy era trabajar la presentación para París, y prácticamente no hemos salido de la biblioteca del Bethesda Hospital en todo el día, lo justo para ir a comer al otro edificio del mismo hospital, pero que está a un kilometro más o menos de distancia.
Hemos elegido esa biblioteca porque tiene una ventaja fundamental: conexión WIFI a internet, y eso es un lujo, así que hay hemos estado los tres con nuestros respectivos portátiles abiertos buscando información e imágenes que nos ayuden a contar las cuatro ideas que tenemos sobre el sistema de salud húngaro y las ICT.
La verdad es que ha sido un día duro de trabajo pero, a la vez, el tiempo ha corrido sin enterarnos. Nos juntábamos a eso de las 9 de la mañana y no hemos parado a comer hasta las 12 del mediodía. Allí estábamos los tres, siguiendo la base de presentación que yo había preparado jugando con los puentes y el pasado-barra-presente-barra-futuro de la ICT en Hungría, intentado rellenar toda la información posible que habíamos ido recogiendo estos días y buscando algunos apoyos en las páginas web húngaras y, si era posible, en sus traducciones al inglés.
La verdad es que mis compañeros han confiado en mis habilidades con el teclado y mis conocimientos informáticos, por cierto, en Finlandia conocen el ECDL (European Computer Driving License), y no sólo eso, sino que Eija también lo tiene, al igual que yo. De hecho, ha sido uno de los pilares de la formación en TIC de los últimos años en FHC.
Aún así, ha preferido que sea yo quien maneje las teclas y fuese completando la presentación con la información que cada uno de nosotros iba recabando de sus propias notas o del querido amigo Google, famoso en el mundo entero.
Cuando hemos llegado a la cafetería a comer nos hemos encontrado con Szuszanne, la coordinadora del Bethesda, y nos hemos vuelto a juntar con ella a comer. Es más, ayer se comprometió a tomar el café con nosotros a las 4 de la tarde, e incluso habíamos comprado unos exquisitos pasteles en una de las tiendas del metro, pero nos ha dicho que no tenía más remedio que darnos plantón. No obstante, hemos vuelto a quedar mañana a comer con ella, y sigue pendiente el enseñarle nuestra presentación antes de que nos vayamos. El menú de hoy, por cierto, no era para tirar cohetes pero mucho mejor que el de ayer. Como siempre, una sopa para empezar, la de hoy era una especie de caldo con patatas y algo de carne; y de plato principal una especie de arroz tres delicias con un trozo de pollo guisado.
Hoy no hemos querido abusar y nos hemos quedado sin postre, aunque tampoco importaba porque nos estaba esperando en la biblioteca una deliciosa bolsa llena de pastelitos, porque aunque Szuszana no viniera, nosotros a las 4 como un reloj suizo, hemos hecho nuestra pausa para el café.
Por cierto, el vino ha ayudado un poco para que nos repartamos la presentación oral de París, y al final hemos decidido dejarle a Eija la parte del PRESENTE, que ha quedado más extensa que las otras y ella se defiende mucho mejor en inglés que nosotros.
A Luis le hemos asignado el PASADO, por ser el más "viejo"; y a mí, siguiendo esa regla de tres, al ser el más joven me toca hablar del FUTURO, puede ser divertido, supongo que el día de la presentación estaré cagado de miedo, pero no podemos dejar pasar la oportunidad de hablar ante un público más o menos numeroso (calculamos unas 100-150 personas, entre HOPE participants y coordinadores), y encima en inglés. Anda que no va a lucir bien en el curriculum vitae de cada uno...
Y poco más, hemos seguido trabajando después hasta las 6 de la tarde, pero el cansancio iba haciendo mella en nosotros. Y hay cosas que ni el vino ni el queso húngaro que nos ha sacado Eija pueden cambiar, es más, yo creo que lo ha empeorado, porque después de tan selecta cata, el rendimiento ha ido decreciendo a marchas forzadas. No obstante, mañana hemos quedado para darle la última revisión antes de comer, y de ahí, a enseñársela a George, que nos diga qué le parece, qué podemos mejorar, y si hay algo que tenemos que quitar porque a él no le parezca correcto.
Pero bueno, eso será mañana. Hoy podemos ir a dormir con la satisfacción del trabajo bien hecho. No sé si Eija pensará lo mismo, pero es que ella es finlandesa y no tienen la misma filosofía de trabajo que nosotros, gracias a Dios!
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