Porque no podemos gustarles a todos.

Porque no podemos gustarles a todos, porque cada uno es como es, y hay que aceptarlo, como el amigo Garfield. Porque en el momento en que renunciemos a nuestros ideales para agradar a los demás nos convertiremos en algo que no somos, y al final, todas las mañanas hay que enfrentarse con nuestra mirada frente a frente en el espejo... al menos los que tengan la penitencia de tener que afeitarse a diario.

Así que hagamos como Garfield, y si nos gusta comernos los pájaros, aceptemoslo y sigamos comiendonos los pájaros. Trasladarlo a vuestro día a día, seguro que hay muchas cosas que hacen que nos salgan enemigos por todas partes, pero si es lo que nos gusta o es lo que tenemos que hacer, hagámoslo y punto. Y no estoy hablando de ser mala persona y que encima nos encante, hablo de todas esas decisiones incomodas que debemos tomar, en principio porque es lo mejor para la mayoría, y que irremediablemente va a perjudicar a alguien (daños colaterales, lo llaman algunos).

Y me viene al pelo lo de Ricky Martin, que después de muchos dimes y diretes, por fin se decide a salir del armario. ¿Y por qué esperar tanto tiempo? Hace ya mucho tiempo que la sociedad los acepto como lo que son, como algo normal y corriente, como una variante más... y es que alguien va a dejar de escuchar su música por que sea gay? No seré yo al menos, y no sería justo tampoco. Sí estoy de acuerdo en que a muchas mujeres se les habrá caído un mito, pero por ende, a muchos chicos se les habrá abierto el cielo, un poster nuevo para la habitación...