¿Estamos tontos, o qué? Debemos coger la noticia con pinzas porque ya se sabe que en este mundo que nos ha tocado vivir todo depende de quién te cuente las cosas y cómo las cuente.
El titular de la noticia lo podíamos ver en Diario Médico: La jubilación forzosa deja al Sespa sin cardiólogos infantiles.
Parece ser que la aplicación estricta de la jubilación forzosa aprobada por la consejería asturiana ha dejado a la sanidad pública regional sin cardiólogos infantiles y que por ese motivo cerca de 344 familias de niños enfermos llevan más de 4 meses esperando que la Administración sustituya al único que ejercía en el Sespa.
La noticia es clara: donde antes había un especialista ahora no lo hay. ¿Pero quién tiene la culpa de que se den este tipo de situaciones en nuestros sistemas sanitarios? Y aquí viene el manido refrán de que todo depende del cristal con el que se mira, o como el amigo de la fotografía, qué cara me pongo hoy por ver si no me la parten...
Fuentes del centro reconocieron que la Unidad de Cardiología Infantil lleva vacante desde el 15 de diciembre, porque a la jubilación de su titular se unió la baja por enfermedad de su única ayudante (con la especialidad de Pediatría). Hay quién atribuye la baja por enfermedad de la pediatra a la sobrecarga de trabajo que soportó tras la jubilación de su jefe.
Otros, los de siempre, los de la parte social, consideran demencial que la consejería jubile a un especialista sin tener en cuenta las consecuencias asistenciales que su retiro puede acarrear y sin prever su sustitución, como ha ocurrido en este caso.
Entonces, ¿ante que nos estamos enfrentando realmente? ¿Exceso de celo a la hora de aplicar la normativa de jubilación? ¿Falta de previsión del jefe de pediatria, dirección médica y gerencia? ¿Existe realmente la tan mencionada carencia de profesionales en el sistema nacional de salud? Y si existe, ¿nos podemos permitir el lujo de prescindir de profesionales válidos? ¿Es de recibo marcar la edad de jubilación forzosa o debería estudiarse cada caso en particular?
Dejo en el aire todos estos interrogantes, algunos de más facil respuesta que otros... pero el caso concreto puede ayudarnos a todos a reflexionar un poco, o eso espero!
Ahora vas y lo cascas... le voy a decir a Medex que se paso por aquí y opine. Seguro que su visión americana no le cuadra con la situación.
ResponderEliminarPerdona mi ignorancia, Dr. Maño, ¿quién es Medex?
ResponderEliminarDe todas formas, cualquiera que pueda aportar bienvenido sea, sea cual sea su visión!
Un Médico de los USA de origen español que flipa con nuestra gestión y nuestras cosas...
ResponderEliminarLo primero, y con el permiso de Iñaki, es acordarme de la seguidora más fiel de este blog, ya que tampoco la leo por aquí. Cuando buscamos una entrada de Iñaki también buscamos tus comentarios, así que ¡también te esperaremos!
ResponderEliminarSobre la entrada de hoy, puff es un tema complicado, muy complicado. Y por supuesto, no tengo las respuestas.
Lo único que creo (porque lo veo en mi día a día) es que realmente existe esa carencia de profesionales de la que hablas. Si un médico se pone enfermo, o pide sus vacaciones reglamentarias, o quiere asistir a algún curso, no tiene sustituto. Se reparte la consulta (ya sobrecargada de por sí), y si es un par de días, bueno, ahí se sobrelleva entre unos y otros, pero si la cosa se alarga... Y no sólo ahora porque hay poco dinero, ésto viene de lejos.
Si además ese médico es el único especialista de un servicio, a temblar se echará más de uno cuando a ese profesional le entre tos, o cumpla los sesenta y tantos.
Qué razón tenías al terminar la entrada, vaya si es un tema para reflexionar... (perdón por el comentario tan largo, últimamente me enrollo más que una persiana por todos lados)